¿QUÉ HACEMOS CON LAS ECM?

Las experiencias cercanas a la muerte o ECM no son ninguna novedad, han existido siempre a lo largo de la historia, pero es cierto que los avances de la Medicina han facilitado la posibilidad de que personas que tienen una parada cardiaca y quedan momentáneamente en situación de muerte clínica puedan ser reanimadas y vuelvan a la vida, y así puedan compartir lo que han experimentado.

Puede parecer que son fenómenos extraños, raros, excepcionales, pero no es así, en absoluto. Desde que Raymond Moody les puso nombre y describió numerosos relatos de testimonios directos en su célebre libro Vida después de la vida se han llevado a cabo gran cantidad de estudios que permiten afirmar que las ECM son frecuentes. Alrededor del 5% de la población ha tenido alguna, y entre el 10-20% de las personas que sufren una parada cardiaca la experimentan. Lo que ocurre es que muy a menudo no se comunican, no se explican, por infinidad de razones.

Existen miles de relatos, con una serie de elementos comunes (ampliamente estudiados), que entre otras cosas ponen en jaque al modelo científico que siempre ha querido explicar la conciencia como un producto del cerebro, lo que significaría que al apagarse el cerebro desaparecería la conciencia. Pero no es eso lo que sucede, sino todo lo contrario, una conciencia tremendamente lúcida accede a unas vivencias y a unos conocimientos de tal magnitud que no encuentran palabras para explicarlo. La ciencia se resiste a aceptarlo y atribuye estas ECM a teorías a cuál más rocambolesca, que no se sostienen ni resisten un análisis riguroso. No sabemos cómo ocurre, ni por qué, pero ocurre, y está al margen del modelo científico clásico.

Los relatos son impactantes: las salidas del cuerpo (postrado sin vida sobre la cama) explicando luego al detalle lo que estaba sucediendo en esa sala o en otro lugar, los encuentros con familiares fallecidos, el famoso túnel de luz, la visión retrospectiva de toda la vida en un flash, el sentirse abrazado por el amor más inmenso jamás sentido… Pero no solo quedan en un recuerdo, sino que transforman la vida de las personas para siempre. Entre otras cosas, porque tienen no solo la completa seguridad de que la muerte física no es el final, sino también la certeza de que lo que nos espera es infinitamente mejor que lo que aquí vivimos.

Entonces, si las ECM suceden, si son tan frecuentes, si hay unanimidad en los relatos en cuanto a que no hay nada que temer, la pregunta que podemos hacernos es si nos atrevemos a mirar cara a cara al fenómeno, a ahondar en lo que puede significar, aunque no tengamos explicación científica que pueda demostrarnos cómo sucede, a abrir nuestra mente, a poner en cuestión nuestra cosmovisión y nuestro sistema de creencias, y a plantearnos seriamente si, tal vez, podría ayudarnos a vivir con menos miedo. Abrirnos, aunque sea un poco, al misterio, al hecho de que no tenemos por qué entenderlo todo, ni creernos seguros de todo, ni pretender controlarlo todo, nos puede ayudar a vivir algo más confiados, y más libres.

Sobre todo ello, partiendo de una revisión de los autores que más han estudiado tanto este fenómeno de las ECM como otros que se asocian a la muerte cercana hablamos ampliamente en el curso EL MISTERIO DE LA CONCIENCIA; EL MÁS ALLÁ EN NUESTRA VIDA, en el que no solo exponemos contenido y compartimos experiencias (en toda sala con unas cuantas personas siempre hay alguien que ha tenido una ECM o fenómeno inexplicable o lo conoce de primera mano), sino que abrimos interrogantes para la reflexión y el crecimiento personal.

El curso es presencial (en Barcelona), los días 6, 13, 20 y 27 de febrero, de 18 a 20h. Puedes acceder a toda la información aquí.

Y no olvides la pregunta inicial: ¿qué hacemos con las ECM? ¿Las ignoramos? ¿Las descalificamos? ¿Nos interesamos por ellas? ¿Permitimos que nos “toquen? Y si es así, ¿estamos dispuestos a cambiar algo? ¿Cuál es tu respuesta?